martes, 24 de noviembre de 2009

can lis_una lección de arquitectura

Mallorca fue el lugar que eligió el arquitecto danés Jorn Utzon como lugar para reposar su espíritu, y así lo demuestra la tranquilidad, serenidad y austeridad de la casa; Mallorca fue el lugar de su alma y su corazón durante varios años, y a la que consideró como su casa.
El arquitecto Rafael Moneo, quien fue aprendiz y discípulo del danés Jorn Utzon, ha manifestado en varias ocasiones las virtudes de las casas Can Lis y Can Feliz,- de ellas ha comentado que su "belleza" y sus formas demuestran que Utzon aprendió "de las virtudes de la arquitectura mallorquina", al mismo tiempo que dan "una lección" de cómo construir en la isla.



"Can Lis es una obra pequeña en tamaño pero muy significativa", que hace uso del marés tradicional para trabajar la contemporaneidad y reverencia al acantilado sobre el que se sitúa al dirigirle la atención. Esta construida sólo con bloques de arenisca, madera y cerámica, sin ningún tipo de revestimiento, su construcción en si es su arquitectura. Con los materiales tradicionales de la isla realizó una obra contemporánea, por lo que hizo una magnífica interpretación del lugar.





Esta sala es espectacular: la luz, la continuidad, la austeridad, la tranquilidad, el ambiente, el mar, las nubes, la vegetación... el cuadro natural que encontramos en cada una de huecos al exterior, los cuales siguen un recorrido solar que termina por la noche en la chimenea...




Comentar el detalle de la falta de carpinterías en estos huecos... estas están colocadas en el exterior de manera que no son visibles desde el interior, y a la vez los cubre para conseguir el aislamiento de las temperaturas de verano... en las habitaciones juega con las alturas con lo que consigue una circulación del aire interior..
..magnifico refugio para retirarse




+info
frangmento “Historias de Casas”

Tras tener que abandonar la construcción de la Ópera de Sydney en 1966, Jørn Utzon hizo escala en Mallorca. La isla le fascinó hasta el punto de llegar a construirse una casa de verano. La situó frente al Mediterráneo, sobre un acantilado cercano a un pequeño pueblo de pescadores, y le dio el nombre de su mujer, Lis. En 1994, se vio obligado a dejar la vivienda, que se había convertido en un lugar de peregrinación para arquitectos. Construyó otra casa, Can Feliz, también en Mallorca, pero esta vez la situación de la misma se guarda en absoluto secreto.

Can Lis
Buscando en Porto Petro un refugio ideal durante sus vacaciones, en 1972 Utzon construyó Can Lis. El lugar elegido hacía referencia a su legendario escrito "Plataformas y Mesetas", consecuencia del viaje que realizó en 1949 a las pirámides mayas de Méjico. La casa estaría al borde de un acantilado, entre mirtos y pinos, con una vista extraordinaria del mar.
El material principal de la construcción fue una arenisca local, la piedra de marés, que varía del color dorado al rosáceo. El concepto original de la vivienda es el mismo de la casa que Utzon iba a construirse en Sydney; una secuencia de pabellones enlazados por una tapia y dispuestos dando respuesta a las distintas funciones de la vivienda a lo largo del día. Él la explica con la historia que la novelista danesa Karen Blixen escribió sobre los granjeros africanos en Memorias de África: "Les era imposible construir sus casas ordenadas en línea recta porque ellas seguían un orden que estaba basado en la posición del Sol, en la de los árboles y en las relaciones entre las edificaciones". Las orientaciones de los pabellones de Can Lis seleccionan vistas al Mediterráneo, de ahí que el mobiliario sea fijo, hecho de obra y acabado con azulejos brillantes. Así, por ejemplo, desde el sofá semicircular en el cuarto de estar de Can Lis se sigue el recorrido del Sol hasta que, al anochecer, se acaba mirando al fuego de la chimenea. Además, al tener las carpinterías de las ventanas montadas en la cara exterior de los muros, éstas no son visibles desde el interior, con lo que se potencia el efecto de la luz que difumina los límites entre el interior en penumbra y el cegador sol mediterráneo. Por todo ello, la vida de la familia sigue una ruta a lo largo del día que parece perseguir el trazado recorrido por el Sol.
Utzon desarrolló una nueva tipología de vivienda en Can Lis, la casa del Sol, de la cual todos tenemos mucho que aprender. De hecho, el arquitecto nos ha detallado, con sonrisas, las innumerables visitas de autobuses llenos de arquitectos que llegaban a visitar su vivienda.

Can Feliz
Habían pasado veintidós años desde la construcción de Can Lis cuando Jørn Utzon y su esposa decidieron vivir la mayor parte del año en Mallorca. Debido al alto grado de humedad en invierno cedieron la casa a sus hijos y se trasladaron a una nueva vivienda que llamaron Can Feliz. Ésta se encuentra en las montañas, lejos de la brisa húmeda, y mirando a través de grandes ventanales las verdes pinadas que llegan hasta el mar.
Aunque ambas casas parten de la misma noción de plataforma como elemento arquitectónico y utilizan idénticos materiales, esta segunda es una casa de montaña más integrada con las construcciones tradicionales de la isla, hasta el punto de llegar a pasar desapercibida. Can Feliz gira en torno a una terraza y está construida bajo un único techo con cubiertas de teja árabe.
Por mucho que Utzon nos haya insistido en su alegría por recibir visitas, el hecho que la vivienda sea tan difícil de localizar ha contribuido a la creación del mito del arquitecto maltratado que se aísla en su refugio. Can Feliz aparece en publicaciones como si se tratase de un lugar mágico y, por supuesto, contando con el requisito indispensable de toda utopía: aparte de unas cualidades maravillosas, debe de existir un vacío insuperable con el resto del mundo. Del mismo modo como empiezan las novelas de tierras mágicas, todas comienzan con la pérdida de la memoria del náufrago que no sabe cómo llegó a la isla, o con el inevitable ataque de tos de un sirviente en el momento justo cuando el narrador nos revela las coordenadas secretas; los artículos publicados sobre Can Feliz son relatos de visitantes que afirman que no pueden recordar el camino que conduce a la casa.